El puente en un Seminario de Educación

Dedicar un puente de cuatro días a un Seminario de Educación puede parecer algo absurdo, pedante e incomprensible para el común de los mortales, sobre todo teniendo en cuenta el buen tiempo que se anunciaba. Pero, sinceramente, si alguno de nosotros albergaba cierta envidia sana de esos amigos o familiares marchados de vacaciones, creo que al final todos volvimos del Seminario contentísimos, maravillados y con las pilas recargadas.

Para mí fueron 3 días de lujo, tanto por las magníficas instalaciones donde nos alojamos, la excelente y mimada organización de IO, lo enriquecedor e interesantísimo del encuentro (ponencias, debates, charlas...) y, en particular, por el ambiente fantástico que respiramos (compañerismo, unión, proyecto conjunto, diversión...) y que nos hizo afianzar nuestra convicción de que un mundo mejor es posible y que, como educadores, debemos facilitar ese cambio desde las aulas, sembrar entre los jóvenes la semilla del respeto, la solidaridad, el civismo, la ecología, el consumo responsable... y tantos otros valores tan necesarios para impulsar el progreso moral de la sociedad y crear un planeta más justo y sostenible.


Especialmente útiles y enriquecedores me parecieron los talleres-debate en los que, por grupos reducidos, pudimos reflexionar sobre los distintos problemas y planteamientos relacionados con la práctica educativa, más concretamente con la aplicación de la Educación para la Ciudadanía Global, su seguimiento en las aulas y la implicación necesaria desde el ámbito político y civil.

Otro aspecto interesante fue conocer las experiencias de los compañeros de otras regiones, las distintas metodologías empleadas, los contactos con centros europeos a través de Conectando Mundos...

El único “pero” lo pondría en las mesas redondas, que, a mi parecer, fueron más bien “rectangulares”, no tanto por su contenido (interesante) sino por el formato, que no facilitó la comprensión de lo expuesto ni suscitó el debate ni el diálogo entre ponentes y asistentes.

Las veladas fueron amenas y divertidas (¡¡la sede de Aragón destacó sobremanera!!) y contribuyeron aún más a crear complicidades con los compañeros de otras regiones.

En conclusión, un encuentro necesario, positivo y entrañable que nos ha permitido reflexionar sobre las fortalezas y debilidades de la propuesta educativa de IO, afianzar lazos entre las distintas sedes, idear futuros proyectos de colaboración (trabajo en red, grupos de trabajo...) y darnos cuenta de que no estamos solos, de que somos muchos Quijotes buscando juntos otros caminos en la educación.

Pero, atención, que después de la euforia no advenga la calma... este debe ser un punto de partida para un trabajo que no sólo puede nutrirse de entusiasmo y nuevos propósitos, sino que requerirá el trabajo, la constancia y el compromiso de todos nosotros.

Victoria Masó