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lunes, 26 de septiembre de 2011

Taller Acercándonos al Sur

El TALLER ACERCANDONOS al SUR es una oportunidad para formarte en cooperación al desarrollo, para poder colaborar en una ONG en tercer y cuarto mundo y para conocer mejor la realidad de las personas del Sur. Esta dirigido a todo tipo de personas, tengan o no contacto con la cooperación al desarrollo. Es ideal como taller de iniciación, para tener una visión general de cómo funciona la cooperación al desarrollo en Aragón y en España.

Lo organizan Acción solidaria aragonesa, Médicos sin fronteras, Intermon Oxfam, Entreculturas y el Centro Pignatelli. Pretendemos que las personas que queráis asistir podáis conocer mejor la realidad del Sur y, si queréis, integraros después en nuestros programas de voluntariado y trabajar activamente junto a nosotros en la lucha por la justicia y la erradicación de la pobreza.

Comienza el 12 de noviembre y se celebra durante 5 sesiones en Zaragoza, en el centro Pignatelli, Pº Constitución nº6 en sábados alternos, de 10 a 2, aquí tienes el programa  

INFORMACION: 976 217 217 por las tardes (Ana Fernández)  

INSCRIPCION: Antes del 8 de Noviembre de 2011 en la secretaría del Centro por las tardes (Pº Constitución nº6), por fax (976 230113), por internet, o mandando un mail a: secretaria@centro-pignatelli.org Coste de la inscripción: 30€
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jueves, 22 de septiembre de 2011

¡Aún estamos a tiempo!

Aún estamos a tiempo de que la TASA ROBIN HOOD sea una realidad.

Si no quieres que la crisis la paguen los de siempre, ayúdanos a difundir esta idea antes de la celebración del G- 20 en Cannes los próximos 2 y 3 de noviembre.
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Protagoniza la nueva película sobre la Tasa Robin Hood

Si te ha gustado la idea de que a través de la TASA ROBIN HOOD se pueda reducir la pobreza que hay en el mundo. Si te gusta la idea de que los ricos, los que también están sacando tajada de esta crisis, los especuladores, aporten una pequeña parte de sus beneficios a esta causa.

Ahora tienes la oportunidad de que tú y tus amigos os convirtáis en los protagonistas del próximo vídeo de nuestra campaña. Sólo tienes que dedicar dos minutos para difundirlo.

La Tasa Robin Hood es una buena idea que pronto podría ser realidad.
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martes, 20 de septiembre de 2011

Derecho a soñar


Tenemos derecho a soñar… soñar con una realidad más justa, sin desigualdades y sin pobreza… porque el mundo que tenemos ahora no nos gusta. Queremos y podemos transformar las cosas, creemos que es necesario y que todas y todos aportamos un poco a ese cambio. Soñar no cuesta nada, sólo un poco de creatividad e ilusión.

Te invitamos a soñar con nosotros y a diseñar esa nueva realidad… soñar en pequeñas cosas, acciones nuestras y objetivos.

Todas y todos, como sociedad civil, a través de medios audiovisuales, testimonios escritos, etc., podemos describir ese mundo con el que soñamos y contar cómo, a través de la participación, somos agentes activos del cambio y capaces de convertirnos en una masa crítica que defina los temas que están en las agendas política, económica y social.

Ejerciendo una ciudadanía activa y exigiendo a la clase política cambios, se tendrá una repercusión positiva y su respectivo reflejo en otras partes del mundo. Idea central: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo” (Proverbio Africano) – Nosotras y nosotros podemos cambiar el mundo.

Tal y como dijo Galeano “… actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable.”

Cuéntanos tu sueño para cambiar el mundo, ¿te atreves?  
Envíanos tu vídeo a pobrezacero@pobrezacero.org
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viernes, 16 de septiembre de 2011

Avala a un partido minoritario para el 20N

Para las próximas elecciones generales del 20 de noviembre, los partidos mayoritarios (PP, PSOE, CiU y PNV) han decidido que la democracia no es para todo el mundo, que los partidos minoritarios han crecido demasiado (más del 5% en su conjunto) y que no tienes derecho a votar a quién quieras. Para ello, se han sacado de la manga una nueva barrera electoral con la intención de frenar tanto a los partidos minoritarios, como a los movimientos surgidos de la sociedad civil, cada vez más indignada con los abusos de poder y la connivencia de la clase política con los lobbies que estan recortando y pisando los derechos que tanto ha costado conseguir. “Los partidos, federaciones o coaliciones que no hubieran obtenido representación en ninguna de las Cámaras en la anterior convocatoria [...] necesitarán la firma, al menos, del 0,1 % de los electores inscritos en el censo electoral de la circunscripción por la que pretendan su elección. Ningún elector podrá prestar su firma a más de una candidatura.” (art. 169.3 LOREG) Esta reforma de la normativa electoral supone que las candidaturas sin representación actual en el parlamento estatal, deberán aportar el 0,1% del censo en forma de avaladores para poderse presentar a las elecciones generales. Es decir, que más del 90% de los partidos que se presentaron en las anteriores elecciones generales de 2008 necesitarán gastar muchos recursos, y probablemente dinero, a fin de cumplir las nuevas condiciones. "Yo Avalo", es una iniciativa que quiere posibilitar que la ciudadanía avalemos a los partidos políticos minoritarios para que después puedan contactar con cada persona individual para recoger su firma cuando se inicie el plazo para ello que marcará la Junta Electoral Central. Avalar una candidatura no te compromete a nada. Ni te obliga a votar al partido avalado, ni a afiliarte, ni a nada en concreto. Aunque quieras votar a un partido que no requiera aval, puedes ayudar a que otras opciones se puedan presentar, por decencia, por democracia, por justicia. Leer más...

jueves, 15 de septiembre de 2011

El escándalo del acaparamiento de tierras

Imagina que un día te despiertas y te dicen que te van a echar de tu casa y que ya no tienes derecho a quedarte en la tierra en la que has vivido durante años. Y además, si te niegas a irte, vendrán unos matones a sueldo para echarte a la fuerza.

Afortunadamente, la mayoría de nosotros nunca pasaremos por una situación tan espantosa. Sin embargo, para muchas de las comunidades de los países en vías de desarrollo es un escándalo que cada vez es más frecuente. Es lo que se conoce como acaparamiento de tierras, un acuerdo tomado a puertas cerradas que generalmente tiene como consecuencia que los agricultores se vean obligados a abandonar sus casas y a condenar a sus familias a pasar hambre.

Desde la subida generalizada del precio de los alimentos en 2008, el acaparamiento de tierras se han convertido en un fenómeno cada vez más frecuente. La demanda de tierras se ha disparado como resultado de la procura de lugares donde cultivar alimentos para la exportación, producir biocombustibles o simplemente especular con el valor de las mismas por parte de los inversores. Pero en muchos casos, esas tierras obtenidas como terrenos "sin uso", "en mal estado" o "sin explotar" son las que trabajan las familias pobres para cultivar sus alimentos. Entre 2008 y 2009, el Banco Mundial catalogó 450.660 km2 de tierras adquiridas en países pobres, un área del tamaño de Suecia.

En un gran número de ocasiones se echan a familias por la fuerza de sus tierras y se incumplen las promesas de compensarlas económicamente o el trato ofrecido resulta injusto. Incluso después de firmado el contrato, no existe garantía alguna de que el acuerdo sobre las tierras siga adelante según lo estipulado. Un estudio llevado a cabo por el Banco Mundial reveló que en zonas de África oriental, solo 16 de 46 proyectos se estaban desarrollando según lo previsto (los demás, quedaron en el tintero o bien se realizaron a expensas de los pequeños agricultores). En Mozambique, tan solo la mitad de los proyectos funcionaban según lo planeado.

No resulta estrictamente un problema el hecho de que las empresas inviertan en tierras de países pobres con un fin comercial. Pero cuando esto conlleva que se echen a las familias de las tierras de las que dependen para su sustento sin ni siquiera consultárselo o sin darles a cambio una compensación adecuada, un hecho que cuando deriva en la reducción de la producción de alimentos se convierte en un gran problema.


Acaparamiento de tierras, un escándalo creciente | Blogs de Oxfam Internacional
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miércoles, 14 de septiembre de 2011

viernes, 9 de septiembre de 2011

Hambre de tierras


Es el negocio del siglo. En numerosos países del sur el nuevo oro, al alcance de cualquier especulador sin escrúpulos, se llama TIERRA. La compra de tierra es el nuevo negocio del siglo.

Tierra para cultivar, tierra para dar trabajo, tierra para dar de comer... dicen, pero en verdad es tierra comprada a precios de risa que deja a los agricultores de esos países lejos de poder ser dueños de su futuro para hipotecarlo a grandes empresas, transnacionales, grupos que cotizan en esa bolsa que sube y baja.

La crisis alimentaria tiene mucho que ver con el acaparamiento de tierras a nivel mundial como muestra esta web.

Oxfam acaba de lanzar un vídeo dentro de la campaña CRECE en el que se parodia la obra Glengarry Glen Rose, donde un tiburón empresarial arenga a sus trabajadores a dejar de lado la moralidad para comprar tierras bajo las directrices del mismísimo Banco Mundial.

Posiblemente no sea el tono que se emplea en los despachos que ofrecen fondos de inversión que se dedican a ello. Pero el significado de las palabras asusta.

Oxfam ha estado investigando el hecho de que miles de personas ya se hayan visto sumidas en la pobreza debido a verse expropiadas de sus tierras. En las próximas dos semanas, daremos a conocer los resultados de este estudio y descubrirás qué puedes hacer para poner fin a esta forma de injusticia.

Mientras tanto, mira nuestro vídeo, una parodia basada en el filme de 1992 "Glengarry Glen Ross. Éxito a cualquier precio" en el que unos agentes inmobiliarios están dispuestos a hacer lo que sea por alcanzar el éxito. Compártelo y ayúdanos a dar a conocer cómo las apropiaciones de tierras están cambiando la vida de las personas.
Y es real.
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martes, 6 de septiembre de 2011

Alimentos a la basura

'La comida es vida. Pero tiramos más de la mitad a la basura. En su mayor parte, antes de que llegue a nuestra mesa ¿Quién es el responsable y quién paga por ello?'.
Alimentos a la basura. Así comienza el reportaje Taste the Waste (Saborea el Desperdicio, en inglés: http://tastethewaste.com/info/film), un documental del ecologista alemán Valentin Thurn, quien ha investigado la magnitud de este despilfarro mundial donde los principales protagonistas son las regiones más desarrolladas del planeta, Europa y Estados Unidos.
Después de hablar con administradores de supermercados, panaderos, inspectores de mercados mayoristas, agricultores, ministros y políticos de la UE, Thurn ha descubierto un sistema mundial de escandaloso derroche de alimentos, en el que todos participan.
Más de las dos terceras partes de este despilfarro, un 70 % del total (más de 500.000 camiones al año) lo protagonizan los productores de alimentos y los supermercados, ambos por tiranía del mercado y antes de que los productos lleguen a la mesa familiar.
Sólo en Alemania, más de 20 toneladas de alimentos perfectamente comestibles se tiran cada año al contenedor. En Gran Bretaña van a la basura 484 millones de yogures sin abrir; 1,6 billones de manzanas sin tocar (27 por persona) y 2,6 billones de rebanadas de pan. Y la cifra va en aumento…
Se pretende que los alimentos estén disponibles las 24 horas del día. Los supermercados tienen constantemente toda la gama de productos en oferta; el pan en las estanterías debe estar fresco hasta altas horas de la noche y las fresas en stock durante todo el año. Y además, con buen aspecto: una hoja de lechuga marchita, una patata agrietada o una mancha en una piña hace que esos alimentos sean retirados inmediatamente.
También hay que tener variedad de productos en casa y en abundancia, por si acaso se nos ocurre comer algo diferente a último momento, por capricho, aunque luego lo tiremos a la basura sin haberlo consumido.
Los alimentos deben ser bonitos y de apariencia impecable: patatas de igual tamaño, tomates muy rojos, manzanas brillantes… Hacemos la compra sólo una vez a la semana para regresar a casa cargados de alimentos variadísimos que quizás no llegaremos a probar.
Este consumo desenfrenado hace que el mercado facture sumas prodigiosas, por lo que sigue tentándonos con patatas cada vez más perfectas, tomates más rojos y manzanas más brillantes. Cuanto más se tira, más se consume y más suben los precios.
Los supermercados retiran los productos que van a caducar antes de los seis días de su vencimiento, porque los clientes ya no los querrán y temen decepcionarlos y que dejen de comprar.
Y, por esa misma razón, los productores tiran el 50 % de lo que producen a la basura o lo dejan pudrir en los campos, porque los intermediarios no les compran ni las patatas demasiado pequeñas ni las demasiado grandes ni las que tengan marcas, ni los pepinos torcidos (porque no caben en las cajas), ni los tomates que no estén suficientemente rojos, etc, etc…
Sólo de pan se tiran 3 millones de toneladas al año en la UE, ya que se hornea un 20 % más de lo necesario a fin de que el cliente no vea los anaqueles vacíos o para no decepcionar al distraído que viene a comprar en el último momento. La sociedad de consumo fomenta el hábito hedonista y caprichoso de comprar cada vez más, para tirarlo a la basura y volver a comprar.
Los agricultores, que saben lo que cuesta producir estos alimentos, detestan ese despilfarro. En el filme uno de ellos dice: “Todo lo que comemos está vivo, hasta una lechuga. La vida viene de la vida. Tirar alimentos es tirar vida, la vida de otros”.
Felicitas Schneider, del Instituto de Gestión de Residuos de Viena (Austria), una de las primeras en interesarse por este dispendio, afirma: “La gente no es consciente del dinero que desperdicia. En los hogares particulares se tiran unos 100 kg de comida comestible al año, que les supone unos 400 € y que representa un 30 % del despilfarro global”. Sin embargo, cada segundo que pasa muere de hambre un niño en el mundo.
Se calcula que con los alimentos que se tiran en las sociedades desarrolladas podría alimentarse tres veces a todos los hambrientos del planeta. Pero eso no es todo. Nuestros hábitos de consumo salvaje no sólo son obscenamente injustos con el resto de los humanos sino que producen efectos nocivos en el medio ambiente y desastrosos sobre el clima mundial.
La agricultura devora enormes cantidades de energía, agua, fertilizantes y pesticidas. Se tala la selva tropical y sus efectos provocan un aumento de más de un tercio en los gases de efecto invernadero. A su vez, cuando la basura orgánica se pudre en los vertederos, produce gas metano que envenena la atmósfera, con un impacto sobre el calentamiento global veinticinco veces mayor que el del dióxido de carbono…
A pesar de todo ésto, algo comienza a cambiar. Por lo pronto, estamos tomando conciencia de este derroche. Este es el primer paso para evitarlo.
Y mucha gente está ya trabajando en ello: si pudiera salvarse solamente la mitad de la basura evitable, ésto tendría el mismo efecto sobre el clima mundial que el quitar uno de cada cuatro coches de nuestras carreteras.
Organizaciones como los bancos de alimentos europeos trabajan para redistribuir parte de los alimentos desechados a gente necesitada, aunque les resulta materialmente imposible hacerse cargo de las toneladas de residuos comestibles que se descartan.
En Colonia, Alemania, se ha creado la organización Taste the Waste para combatir el derroche alimentario. Por todos lados proliferan los dumpster-divers (buceadores de contenedores), que reciclan alimentos para sí mismos o para otros. Por su parte, los Freegans conforman un movimiento que propicia una vida basada en una limitada participación en la economía convencional y el consumo mínimo de recursos. En España la organización Basurillas.org induce al reciclaje de productos en general y de comida en particular.
¿Y qué podemos hacer al respecto nosotros, los ciudadanos de a pie?
Evidentemente, no podemos empaquetar el pan del día anterior y enviarlo a los niños famélicos del tercer mundo. Pero sí podemos evitar tirarlo a la basura y consumirlo en forma de tostadas, por ejemplo, con lo que evitaríamos que siga subiendo el precio del trigo hasta hacerse inaccesible a los países sin recursos.
Otros consejos: cuando se va al supermercado, no escoger los productos de atrás con la fecha más lejana de caducidad, sino consumir los de adelante con fechas razonables; apoyar a los granjeros locales, para evitar en lo posible la cadena de distribuidores; adquirir sólo frutas y verduras de estación, con preferencia producidas localmente; comprar solamente lo que se necesita, dos o tres veces por semana para calcular mejor lo que de verdad se va a consumir.
Y, en cada aspecto de la vida, practicar la frugalidad, que solía ser la regla de oro de nuestros abuelos: consumir sólo lo imprescindible y reutilizar prácticamente todo.
Cuando esto se haya hecho axioma en cada ser humano del planeta, sólo entonces, estaremos más cerca del mundo justo y sostenible con el que todos soñamos.
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El hambre cotiza en bolsa


La sequía en los mercados financieros ha volcado a ciertos inversores en las materias primas. Fondos de alto riesgo y bancos influyen ahora en lo que vale el pan en Túnez, la harina en Kenia o el maíz en México. El Banco Mundial hace sonar la alarma por la explosión de los precios alimentarios

La sala en la que se reparte la comida del mundo parece cualquier cosa menos apetitosa. En la Bolsa de Chicago hay trozos de papel y vasos de cartón por todas partes, hombres sudorosos con chaquetas de colores chillones van de un lado a otro, gesticulan, gritan y se enzarzan en peleas por los contratos de semillas de soja, carne de cerdo o cereales.

Aquí, en la sala de negociación de la mayor Bolsa de materias primas del mundo se decide sobre los precios de los alimentos, y con ellos sobre el destino de millones de personas. El hambre del planeta se organiza aquí, además de la riqueza de unos pocos.

Para Alan Knuckman no hay mejor lugar en el mundo: "Esto es el capitalismo en estado puro", comenta este experto en materias primas, con una cara que se ilumina como la de un chiquillo; quizá porque nunca ha dejado de jugar. Hace 27 años que trabaja aquí. Al principio por cuenta de agencias intermediarias, pero pronto fundó la suya y ahora es analista en Agora Financials, una consultoría de inversiones en materias primas. "Estoy aquí para hacer dinero", comenta.

Cómo lo haga le da igual. Para él no hay diferencia ninguna entre petróleo, plata y alimentos. "No creo en la política, sino en el mercado, que siempre tiene razón".

¿La escalada de los precios de los alimentos? Para él, son una simple expresión del juego de la oferta y la demanda. ¿Los especuladores? Son buenos para los mercados, porque predicen con antelación los acontecimientos. ¿Excesos especulativos? "No veo dónde", afirma.

Esto último no deja de sorprender, porque en el mundo financiero nunca se ha producido tal volumen de inversión en las materias primas agrícolas. Solo en el último trimestre de 2010 se triplicó la inversión en comparación con los tres meses previos. El mercado posee una gran liquidez desde que los Estados trataron de sofocar la crisis financiera con enormes programas anticíclicos y paquetes de ayuda.

El pan del mundo atrae a inversores a los que les interesan tan poco los cereales como, anteriormente, las empresas punto.com o las hipotecas subprime. Estamos hablando de fondos de pensiones que manejan cifras multimillonarias y de pequeños ahorradores que buscan nuevas oportunidades de inversión más seguras, o de bancos que ofrecen apuestas financieras al por mayor sobre fondos de inversión en productos agrícolas.

El lado oscuro de todo esto es que, en paralelo al hambre de agroacciones, también suben los precios de los alimentos. Ya en marzo, la FAO anunció que se habían alcanzado nuevos récords en los precios, que superaron incluso los de la última gran crisis alimentaria de 2008. Según el Índice de Precios de los Alimentos de la FAO, el coste de los productos alimenticios experimentó un alza del 39% en el curso de un año. Los precios de los cereales subieron un 71%, al igual que los de los aceites y grasas destinados a la alimentación. El último índice publicado, en julio pasado, marcaba los 234 puntos, solo cuatro por debajo del récord histórico de febrero. "La época de los alimentos baratos se ha acabado", profetiza Knuckman.

Para sus compatriotas estadounidenses, que destinan el 13% de la renta disponible a adquirir productos para la nutrición, puede que el alza de los precios no pase de ser una molestia. Pero para los pobres del mundo, que dedican a comer el 70% de su magro presupuesto, es una amenaza existencial.

Desde junio del año pasado, 44 millones de personas han caído bajo el umbral de la pobreza solo a causa del incremento de los precios de los alimentos, según el Banco Mundial. Son personas que tienen que sobrevivir con menos de 1,25 dólares diarios. Hay más de mil millones de personas que sufren desnutrición en el mundo. La actual hambruna del Cuerno de África tampoco es consecuencia exclusiva de la sequía, la guerra civil o las élites corruptas, sino de los elevados precios de los alimentos.

"Efectos colaterales no deseados del mercado": así describe Knuckman el hecho de que los más pobres entre los pobres no puedan permitirse comer. Halima Abubakar, de 25 años, padece ese efecto colateral en sus propias carnes.

Hablamos con la keniana en su chabola de Kibera, el poblado marginal más grande de la capital, Nairobi. Abubakar se pregunta qué pondrá en la mesa a su marido y a sus dos hijos esta noche. Hasta hace poco, los Abubakar estaban entre los que mejor iban tirando en su misérrimo entorno. Con un salario de 150 euros como guardia en una prisión, el marido de Halima podía alimentar pasablemente a su familia.

Pero ahora, de repente, todo se ha hecho más difícil: la harina de maíz, piedra angular de la nutrición en Kenia, se ha encarecido en un 100% en los últimos cinco meses. Un récord. Pero el precio de las patatas ha subido un tercio, el de la leche aún más y de las verduras, para qué hablar.

"Cada vez sufre más la gente pobre y más gente puede caer en la pobreza por el alza y la fluctuación de los precios alimentarios", afirma Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial. En congresos, conferencias y reuniones se repiten, como en un rosario, las supuestas razones de la explosión de los precios, entre otras, el cambio climático y las sequías e inundaciones que conlleva; la creciente proporción de tierras de cultivo dedicadas a los biocombustibles; la mejoría en la alimentación de los países emergentes y su mayor consumo de carne; o el aumento de la población mundial, que crece más deprisa que la producción agraria.

Todos estos factores parecen lógicos y evidentes, y sin duda contribuyen a las tensiones en los precios. Pero no son su causa.

Oliver de Schutter, redactor de un informe de la ONU sobre el derecho a la alimentación, echa por tierra algunos mitos: "El apoyo a los biocombustibles, así como otros aspectos relacionados con la oferta [como las malas cosechas o la suspensión de exportaciones] son factores de una importancia relativamente secundaria, pero en el tenso y desesperado estado de las finanzas mundiales desencadenan una gigantesca burbuja especulativa". En su informe señala como culpables a grandes inversores que, dada la sequía en los mercados financieros, se han pasado en masa al comercio de materias primas, distorsionando los precios más allá de toda proporción. Los excesos especulativos son, según Schutter, la causa primordial del encarecimiento.

De hecho, las razones que se aducen una y otra vez para la explosión de los precios no resisten un examen detenido. Como es natural, los cultivos para biocombustibles demandan cada vez más tierras, pero hasta ahora solo constituyen el 6% de la cosecha mundial de cereales. Según el Banco Mundial, el impacto de los biocombustibles es considerablemente inferior a lo que se pensaba.

Lo mismo puede decirse del mayor consumo de carne en los países emergentes. Según el Instituto para la Investigación de la Política Alimentaria de Washington (IFPRI, por sus siglas en inglés), países como China, India o Indonesia han cubierto el incremento de su demanda sin recurrir de forma significativa al mercado internacional. "Carecemos de cualquier prueba que apunte al supuesto impacto en los precios mundiales de la demanda de los países emergentes", asegura el Banco Mundial en un informe.

Respecto al cambio climático, que sin duda ha inducido un recorte en la producción, hay que apuntar que esta sigue superando al consumo.

Sin embargo, la histeria que rodea la supuesta emergencia alimentaria probablemente sí forme parte de una estudiada estrategia de inversión. Al fin y al cabo, cada burbuja financiera se apoya en un guion: en el caso de la burbuja de Internet, lo que hizo que la gente perdiera el sentido común fue la historia de la Nueva Economía. En el de las hipotecas bancarias, el cuento de que los bienes inmuebles jamás perderían su valor. Ahora, con la burbuja alimentaria, es el temor a la supuesta carestía futura de los alimentos, algo que todos necesitamos.

El que la comida haya mutado en objeto de especulación en Wall Street tiene sobre todo que ver con un cambio fundamental que describe la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés): la reciente metamorfosis del mercado de productos alimentarios en un mercado financiero.

Heiner Flassbeck, economista jefe de UNCTAD, se ocupa desde hace tiempo de este asunto. Tras el desplome financiero de 2008 empezó a seguir la evolución del mercado de monedas, materias primas, deuda pública y acciones. Las curvas mostraban un sorprendente parecido. Flassbeck constituyó un grupo para investigar el fenómeno, que aportó unos resultados explosivos: el mercado de materias primas no funciona; en todo caso, no funciona como, según los modelos económicos, lo hace un mercado, en el que los precios se forman a través de la oferta y la demanda. En el informe publicado por el equipo de Flassbeck, las actividades de los actores financieros "empujan los precios de las materias primas mucho más allá de los niveles que justificarían los datos fundamentales del mercado".

Así se produce una distorsión masiva de los precios. Estos se forman no bajo la influencia de factores reales, sino bajo la de las expectativas económicas. La mayoría de los inversores que se lanzan hoy al mercado de materias primas no tiene la menor idea sobre la materia. "Quieren diversificar su cartera, subirse a un mercado en crecimiento o, sencillamente, hacer lo que todos los demás están haciendo", afirma el informe de la UNCTAD.

¿Pero a qué se debe que fondos de alto riesgo y bancos de inversión influyan en lo que vale el pan en Túnez, la harina en Kenia o el maíz en México? ¿Por qué se decide en parte en las Bolsas de Chicago, Nueva York o Londres cuánta gente va a pasar hambre?

La culpa la tiene una mutación trascendental de los mercados que ha pasado inadvertida durante varios años. Al lado del mercado tradicional, en el que los precios eran el resultado del juego de la oferta y la demanda, ha ido surgiendo un mercado de futuros financieros negociables en Bolsa. Para asegurarse frente a las fluctuaciones de precios, los productores vendían de antemano sus cosechas a un precio fijado. Cuando vencía el contrato a futuro y se suministraba la mercancía, si el precio en ese momento era más bajo que el prefijado, se beneficiaba el agricultor; en caso contrario, el poseedor del contrato de futuros. Con esa operación todos ganaban: los productores limitaban sus riesgos, quienes negociaban los futuros proveían de liquidez al mercado, y los consumidores veían cubierta su demanda.

En este mercado podían participar sobre todo actores directamente implicados en la industria agroalimentaria. Los bancos tenían en él un papel pequeño; era una especie de negocio a crédito, y funcionó bien y de forma estable durante décadas. Hasta que fue descubierto por la industria financiera.

El truco es que los especuladores nunca convierten los futuros en auténticas mercancías. Por ejemplo, los fondos venden contratos a 70 días poco antes del plazo de vencimiento y reinvierten el dinero fresco en nuevos futuros financieros. El sistema se convierte en un carrusel perpetuo sin que los inversores tengan jamás contacto con los auténticos precios de mercado. No importa, argumentan quienes dudan que los especuladores sean responsables del alza continua de los precios de las materias primas: en el mercado real siguen vigentes las reglas de la oferta y la demanda, que reequilibrarán las cosas con independencia de lo que ocurra en el mercado de futuros.

Error. De hecho, los precios de los futuros repercuten sobre los auténticos precios de mercado, como descubrió el responsable del Departamento de Mercados y Comercio del IFPRI, Máximo Torero. Cuando puso bajo la lupa los mercados del maíz, la soja y el trigo, constató que, en la mayoría de los casos, los precios reales seguían los precios de los futuros. El supuesto futuro transforma el presente; a su vez, las expectativas de mayores ganancias venideras animan al acaparamiento a quienes aún poseen mercancías reales, lo que a su vez vuelve a empujar al alza los precios. Así, la entrada de las finanzas ha desequilibrado por completo el mercado alimentario, tan predecible en otros tiempos. Según la FAO, solo el 2% de los contratos de futuros sobre materias primas acaban en un suministro real de las mercancías. El 98% restante se vende de antemano por especuladores que están interesados en la ganancia rápida y no en 1.000 mitades de cerdo. Hablamos de jugadores como Goldman Sachs, que en 2009 ganó más de 5.000 millones especulando en materias primas, lo que supuso más de un tercio de sus beneficios netos.

"Para restablecer el funcionamiento normal de los mercados de materias primas se requiere una rápida actuación política mundial", escribe UNCTAD, que exige más transparencia en estos mercados y reglas más estrictas para sus participantes. Los inversores, por su parte, no consideran parte de su tarea producir alimentos a precios asequibles. Su trabajo es convertir mucho dinero en mucho más dinero. Quien preste oídos a su asesor financiero cuando este le diga que invertir en fondos de materias primas sirve para garantizar la nutrición mundial, en el futuro debería tener clara al menos una cosa: esas inversiones forman parte del problema, no de la solución. -

© Der Spiegel Traducción de Jesús Albores
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5 ideas para pasar a la acción ante la emergencia del Cuerno de África

Ante la Crisis del Cuerno de África ¿puedo hacer algo más que un donativo? ¿cómo puedo colaborar para que esto que ocurre no vuelva a suceder desde mi condición de ciudadano o ciudadana de a pie?Aquí van algunas ideas que pueden ser útiles, algunas elementales, pero se trata de 5 ideas que de verdad podrían cambiar esta y muchas otras situaciones de crisis.
No podemos quedarnos sin hacer nada como al parecer está haciendo la comunidad internacional mucho más preocupada por sus bolsas que por el goteo de muertes en los campos de refugiados del Cuerno de África como denuncian las ONG

1.- Infórmate sobre las causas que agudizan la situación en Somalia: Las dos últimas temporadas de lluvia en la zona (octubre-diciembre de 2010, y abril-junio de 2011) han sido muy escasas, lo que ha agravado una situación que ya era complicada, y que ha desembocado en la actual situación de hambre en el Sur y el centro de Somalia. Puedes hacer un seguimiento desde la página de Oxfam de la última hora de la emergencia, o seguir la actualidad de la AECID.
Debido a la escasez de alimentos por la pérdida de cosechas y ganado por la sequía, los precios de algunos productos básicos han aumentado un 270% en un año. Esto hace que muchas familias más vulnerables no puedan acceder a ellos, y se vean obligadas a reducir el número de comidas que hacen, así como la composición de las mismas.Pero seguramente el aumento en escalada de los precios de productos básicos en los últimos meses también ha hecho que comprar comida sea mucho más complicado en la región.

En esta entrevista, Esther Vivas aborda temas como el aumento del precio de los alimentos por la especulación financiera, su relación con la crisis del petróleo, o la contradicción entre el hecho de que hoy en día la producción de alimentos en el ámbito mundial es mayor que nunca, mientras que el acceso de los países del Sur a los alimentos más básicos es cada vez más difícil porque no los pueden pagar.Todo esto ha provocado que los y las somalíes que huyen de la sequías se refugien en la vecina Kenia, donde llegan después de realizar grandes marchas que pueden llegar a los 30 días y llegan a campos de refugiados desbordados (el principal campo en Kenia, preparado para acoger a 90 mil personas, ya acoge 300 mil). También encontrarás más información en nuestro especial: Hambre en el Cuerno de África.

2.- Pregúntate sobre la situación geopolítica de la región: El Cuerno de África es una de las regiones más turbulentas y con más importancia geoestratégica de los últimos 150 años. Hay que recordar que Somalia tiene un conflicto abierto con intereses internacionales de gobiernos y transnacionales incluídos, lo que dificulta el acceso y el trabajo de las organizaciones humanitarias, y los desplazamientos de las familias que se ven obligadas a marcharse de sus hogares, buscando un lugar donde haya comida. 
Puedes encontrar más información en la Escola de Cultura de Pau, en el International crisis group, un centro de estudios para la prevención de conflictos, o en el Centro de Estudios Africanos. Además, en esta entrevista Canal Solidario nos da 5 claves para entender la crisis humanitaria en el Cuerno de África. 

3.- Haz incidencia ante los gobiernos: En la actualidad ya están en marcha diferentes campañas vinculadas al continente africano. ¡Conócelas! Paren, aquí vive gente, es una campaña de Veterinarios Sin Fronteras que quiere movilizar a la sociedad civil para que exija al Estado español que no sea cómplice de la destrucción de la soberanía alimentaria en África y que tome las medidas oportunas para evitar que las grandes transnacionales decidan sobre el derecho a la alimentación de miles de campesinas y campesinos africanos. 

En la misma línea trabaja la campaña Crece de Intermón Oxfam que tiene como objetivo presionar a los gobiernos para que paren el sistema de alimentación mundial dirigido por un pequeño grupo de empresas y gobiernos privilegiados, que favorece a pocas personas.Derecho a la salud en África es una campaña de 

Farmacéuticos Mundi y Medicus Mundi Cataluña, de educación para el desarrollo, que pretende abordar los diferentes factores que impiden disfrutar del derecho a la salud en el continente africano. 

4.- Colabora: Puedes dar apoyo económico a entidades que trabajen con proyectos estables en la región. Recuerda que la solidaridad es mejor canalizarla con dinero en metálico que en especies. Canalsolidario.org nos facilita los números de cuenta de todas las ONG que reciben donaciones para trabajar en la Emergencia. 

También puedes encontrar otras maneras de colaborar. En Hacesfalta.org encontrarás más oportunidades de voluntariado internacional. ¡Eps! Eso no significa que trabajarás como cooperante… échale un vistazo a este vídeo: Viajar al Sur en clave de solidaridad. 

5.- Desde los medios de comunicación también puedes contribuir a mostrar los factores que agudizan la sequía y no sólo las consecuencias. Si eres periodista trata de visibilizar no sólo las muertes, o los problemas de malnutrición. Muestra en tus noticias y reportajes la diversidad de factores que se esconden detrás de estas sequías cíclicas. 

Como lector o lectora, también puedes reclamar este tipo de informaciones contactando con los defensores de los lectores, a través de las cartas al director.
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lunes, 5 de septiembre de 2011

¿Quién debe a quién?



Lo que es seguro es que ellos no deben nada a nadie. Nos hacemos eco de una red ¿Quién debe a quién? que trata de desvelar las razones estructurales que están detrás, por ejemplo, de la crisis de Somalia, del hambre en este país.

Segun la FAO “la hambruna en Somalia ha provocado la muerte de decenas de miles de personas en los últimos meses y la situación podría agravarse”. Las causas de la hambruna en el Cuerno de África, y en Somalia en particular, no se limitan a la situación de grave sequía.

La especulación alimentaria, el control del negocio por parte de la agricultura industrializada y el acaparamiento de tierras juegan un triángulo desastroso para la población somalí. De este modo, las tierras en manos de muy pocas personas o, en el peor de los casos, de empresas o fondos de inversión extranjeros, se emplean para producir grano para los mercados internacionales en los cuales, gracias a la especulación con los alimentos, sus precios se disparan. Todo ello reduce a la población somalí a la pobreza y a la incapacidad de acceder a alimentos. Así, Somalia tiene una esperanza de vida de 50 años y tan sólo un 30% de la población tiene acceso al agua potable.

Además de la especulación financiera, ¿Quién debe a quién? también denuncia el endeudamiento ilegítimo acumulado a lo largo de décadas y, sobre todo, desde la dictadura de Siad Barre (1969-1991).

A este incremento de la deuda externa se sumó, entre 1981 y 1990, la puesta en marcha de toda una serie de políticas impulsadas por el FMI y el BM por el régimen de Siad Barre. Estas políticas supusieron privatizaciones y medidas de liberalización financiera, entre otras. Todas ellas de corte muy similar a las que hoy incluye el Pacto del Euro. Con estas medidas, la deuda pasó de poco más de 1.000 millones de dólares en 1981 a 2.300 millones en 1990.

Desde la caída del dictador Barre, el valor de la deuda externa de Somalia no se ha incrementado demasiado. Así, durante el período 1990–2009, la deuda ha pasado de 2.370 a 2.972 millones de dólares, ya que la comunidad internacional no mantenía relaciones financieras con el Estado somalí fallido (no le daban crédito). En estos años, el aumento de la deuda externa somalí se debió principalmente a intereses por impagos que se acumulan a la deuda pendiente (incluyendo principal e intereses del crédito). Desde 1991 el Gobierno de Somalia solo ha realizado un pago de servicio de deuda, en 1996 (2,7 millones de dólares), por lo que de facto se trata de un Estado en suspensión de pagos.

De este modo, en 2009 (último año del que hay datos) Somalia tenía una deuda externa de cerca de 3 mil millones de dólares que supone unos 255 dólares per cápita y se estima que significa más del 300% en relación a su PIB.

De la deuda externa somalí, 26,73 millones de euros son con el Estado español. Esta deuda corresponde toda a dos créditos FAD otorgados en 1987 y 1989 al régimen dictatorial de Mohamed Siad Barre. En ese momento Felipe González era el Presidente. Oficialmente los créditos se destinaron a transporte terrestre. No obstante, el su destino último fue para la venta de camiones y vehículos militares españoles a Somalia. Las empresas españolas que se beneficiaron de la operación en ambos casos fueron ENASA - PEGASO y FOCOEX, que en el momento de la concesión de los créditos eran 100% públicas.

Este es un ejemplo claro de como la mayoría de la deuda externa somalí se puede declarar como deuda ilegítima, de opresión, ya que estos créditos sirvieron para mantener o fortalecer al régimen dictatorial y represor de Somalia.

Además, desde 2008, el Gobierno ha seguido gastando dinero con fines militares en Somalia mediante la operación Atalanta de la UE. Esta ha sido la costosa misión militar para proteger un puñado de barcos pesqueros españoles durante su expolio de la pesca somalí. Solo en 2010 el Gobierno gastó 82,3 millones de euros en esta misión, a los que habría que añadir 2,7 millones para la formación de militares somalíes (misión EUTM-Somalia).

En este contexto, la FAO ha pedido 1.100 millones de dólares para hacer frente a la hambruna que sufre el país. El Gobierno español ha prometido 25 millones de euros, algo menos de la deuda que le reclama a Somalia.

Por todo ello la red ¿Quién debe a quién? considera que el Gobierno español tiene que tomar toda una serie de medidas para minimizar los problemas del Cuerno de África. Entre ellas destacan:

>> Cancelación de la deuda somalí.

>> Retirada de las operaciones militares de la zona, especialmente de la operación Atalanta.

>> Impulso de medidas contra la especulación financiera con los alimentos, como el impuesto a las transacciones financieras, el registro público y control de los CDS (como ocurre, en parte, en EEUU), prohibir (o al menos limitar seriamente) las ventas en corto y al descubierto, eliminar las operaciones OTC, obligando a que todas ellas tengan que estar reguladas en los sistemas bursátiles, eliminar los paraísos fiscales… Todas ellas de fácil aplicación con voluntad política, pues ya se realizaron en el pasado.

>> Salida de la alimentación de la OMC como paso previo para el impulso de un modelo agroalimentario más localizada y basado en la seguridad alimentaria.

Puedes encontrar más información en la web de ¿Quién debe a quién?
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Este blog está escrito y actualizado por el equipo de movilización social de la Sede de Zaragoza de Intermón Oxfam. Los textos y comentarios que aparecen aquí son el resultado de diversas actividades que realizamos para denunciar, movilizar y educar a la sociedad para que tome conciencia, actúe responsablemente y haga presión por un mundo mucho más justo.