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jueves, 29 de mayo de 2008

Ven al cine...


Nuestro modelo de consumo es insostenible y peligroso. A estas alturas casi todo el mundo lo tiene claro. Muchos intentamos cerrar el grifo, reciclar papel y hacer pequeños gestos cotidianos (quizá tú también… ¿o todavía eres de los que se hacen los despistados?). Las señales de alarma son constantes. Ya no hay excusas APRA vivir como si la Tierra fuese un gran supermercado con todo tipo de productos en oferta. Eso, en este lado del planeta, por supuesto. Al otro lado, ya sabemos lo que hay: reservas de agua cada vez más escasas, recursos que acaban (petróleo, madrea, minerales), millones de personas trabajando en condiciones infrahumanas para… sí, para que nosotros podamos comprar cuatro camisetas superbaratas a cuatro euros. Ejem, esto no va bien.

En esta tercera edición, el Festival Actúa quiere encender las luces de alarma a la máxima intensidad. Todo lo que hacemos tiene consecuencias, y no se trata de culpabilizarse ni de quedarse paralizado. Se trata de ser más responsables. Y el cine es una herramienta maravillosa para llegar al quid de ésta y de muchas otras cuestiones.
Abre los ojos y las orejas, que esto está a punto de empezar. Leer más...

lunes, 5 de mayo de 2008

Dale la vuelta al mundo, nueva web de Intermón Oxfam


Se ha estrenado la nueva web de jóvenes de Intermón Oxfam
Hecha para quienes quieren dar la vuelta al mundo haciendo cosas para cambiar el planeta.
Hecha para quienes quieren conocer gente que está en la honda de la solidaridad.
Pensada para quienes quieren conocer lo que es el voluntariado.
Entra, haz kilómetros y cambia el mundo.

Entra en la web Dale la vuelta al mundo y.... a viajar Leer más...

Qué hermoso andar contigo, gente


El pasado domingo, 27 de abril, viví mi octavo Día para la Esperanza de Intermón Oxfam, el cuarto en mi ciudad. El cuarto año que, junto con más de cien voluntarios y miembros del equipo permanente, y durante un día entero, estuve en la Plaza del Pilar, dispuesto a contar a todos los ciudadanos que se acercaran hasta allí qué hace nuestra organización, qué hacemos nosotros en ella, en qué países trabajamos, qué proyectos están ahora en marcha. Pero también qué nos motiva, qué esperamos de nuestro esfuerzo y de su ayuda, de su colaboración. Por qué un domingo cualquiera, en 46 ciudades de España, tres mil personas estábamos a las 8 de la mañana descargando camiones, moviendo vallas, montando jaimas e inflando globos, sabiendo que la mayoría llegaríamos muy tarde a casa por la noche, y muy perjudicados a clase o al trabajo al día siguiente. Por qué para muchos de los que estábamos agotados éste es uno de los mejores días del año.

Un veterano voluntario que conocí en Madrid, que había sido escudo humano en Latinoamérica, viviendo en pueblos a los que la gente retornaba tras un conflicto civil y dónde aún se hacía necesaria la presencia internacional para evitar masacres, me contaba siempre que, para él, es igual de héroe aquél que deja atrás su casa para ir a ayudar a las casas de otros como aquél que desde su casa, cada día, o varias veces a la semana, “desatiende” un ratito su vida (su ocio, su pareja, sus hijos) por acudir a nuestras oficinas a actualizar bases de datos o mandar notas de prensa, por salir a conseguir firmas para una campaña, por montar una fiesta como la del pasado domingo. Porque trabajando sobre el terreno la realidad que allí ves te pone las pilas. Sin embargo, casi tiene más mérito ser capaz de empatizar con las realidades que están lejanas en kilómetros, pero lo suficientemente cercanas como para saber que desde aquí podemos hacer algo por revertirlas. Y hacerlo, renunciando a parte de nuestro tiempo, a nuestra “normal” existencia.
Este año la fiesta estaba dedicada a la Acción Humanitaria. Pretendíamos enseñar cómo trabaja I.O. en este campo, que engloba mucho más que la puntual ayuda de emergencia tras una catástrofe natural o un conflicto civil. Hemos querido que todos los ciudadanos conozcan que detrás de la Acción Humanitaria hay un trabajo no sólo de atención inmediata a las víctimas de la catástrofe, y una reconstrucción posterior de unas condiciones de vida dignas, sino un trabajo previo de mejora y acondicionamiento de las zonas de riesgo, de preparación de la población ante una catástrofe para minimizar los daños que ésta pueda producir. También incluye un trabajo fundamental de presión política, de campañas de prensa para denunciar la situación, y de seguimiento de la misma para evitar que caiga en el olvido.

Como centro temático de la fiesta, “construimos” una oficina de denuncias, simulando una tienda de campaña característica de un campo de refugiados. A nuestro alrededor, se situaban los stands dedicados a nuestro trabajo en emergencias, y a tres de los países que consideramos representativos del mismo: Mozambique, Burundi y Guatemala. La gente que pasaba por la oficina, tras pasear por una exposición sobre la vulneración de derechos de la población civil en situaciones de crisis y la Responsabilidad de Proteger estos derechos que acordó la comunidad internacional, tenía la posibilidad de hacer una denuncia simbólica, ante dicha comunidad internacional, de alguna catástrofe o desastre humanitario que conocieran, que siguiera vigente aunque olvidado, y exigiendo frente al mismo la Responsabilidad de Proteger. Gracias a los ciudadanos que por allí pasaron nos acordamos de Afganistán, del pueblo palestino, de los niños soldados, de la crisis alimentaria del sur de Argentina, de Ecuador,...
Y casi sin darnos cuenta fue la hora de recoger. De desmontar todo el despliegue que había dado colorido y contenido a la Plaza del Pilar durante tantas horas que se pasaron volando. Y después de recoger, de llevar las cosas a la tienda, fue la hora de mirarse la frente roja, de tocarse las piernas doloridas, de quitarse la camiseta manchada y de repetirse sí, sin duda, vale la pena.
Vale la pena porque en el Sur, mucho más lejos de lo que dice un mapa, pero mucho más cerca de lo que diga el telediario, hay gente con el mismo derecho a ser gente, a vivir como gente, con dignidad, que el que tenemos nosotros. Con el mismo derecho a andar. Y nosotros, como el poeta, tenemos el deber de andar con ellos, de ayudarles a traer el futuro sobre el lomo.

Viendo a la gente andar, ponerse el traje
el vestido, la piel y la sonrisa
comer sobre los platos dulcemente
afanarse, correr, sufrir, dolerse
todo por un poquito de pan y de alegría,
viendo a la gente, digo, no hay derecho
a castigarle el hueso y la esperanza,
a ensuciarle los cantos, a oscurecerle el día,
viendo, sí,
cómo la gente llora en los rincones
más oscuros del alma y sin embargo
sabe reír y andar derecho,
viendo a la gente, bueno, viéndola
tener hijos y esperar y siempre
creer que van a mejorar las cosas
y viéndola pelear por sus riñones,
digo gente,
qué hermoso andar contigo
a descubrir la fuente de lo nuevo,
a arrancar la felicidad,
a traer el futuro sobre el lomo, hablar
familiarmente con el tiempo y saber
que acabaremos y de una buena vez por ser dichosos,
qué hermoso, digo gente, qué misterio
vivir tan castigado
y cantar y reír
¡qué asunto raro!


Gracias a todos los que hicisteis posible, un año más, el milagro del Día para la Esperanza. Gracias a los que lleváis muchos años haciéndolo posible. Gracias porque me motiva tanto las injusticias en el Sur como saber que un grupito de gente llena de luz y de valor, de conciencia y de alegría, y que encima puedo decir orgulloso que son mis amigos, está haciendo posible lo imposible, y debo ayudarlos. Porque quiero estar a su altura.

Ramiro Gairín Leer más...
Este blog está escrito y actualizado por el equipo de movilización social de la Sede de Zaragoza de Intermón Oxfam. Los textos y comentarios que aparecen aquí son el resultado de diversas actividades que realizamos para denunciar, movilizar y educar a la sociedad para que tome conciencia, actúe responsablemente y haga presión por un mundo mucho más justo.